La temporada estival está llegando a su fin y el programa Cecrea del Ministerio de las Culturas ha hecho un positivo balance de las actividades desarrolladas durante las vacaciones de niñas, niños y jóvenes de Coyhaique.
En el Espacio Cecrea del Centro Cultural Coyhaique se desarrollaron 7 Laboratorios Creativos: 2 de Artes Escénicas, 2 de Artes Musicales, 2 de Artes Visuales y 1 en convergencia entre las tres áreas, con la participación de 60 niñas, niños y jóvenes. Todas las convocatorias fueron abiertas a la comunidad y se generaron estrategias que consideraron a padres, madres y tutores.
Juanita Mardones, encargada de Cecrea Coyhaique, cree que “cada año que pasa los niños, niñas y jóvenes que participan de los laboratorios, las escuchas creativas y todos nuestros procesos, incluidos los laboratorios de Cecrea Verano, se apropian de mejor manera de los métodos que utilizamos, en los que ellos y ellas son los protagonistas; ellos proponen sus temas, sus inquietudes y las disciplinas que quieren aprender. Con todos y todas los inscritos recorrimos y observamos otros espacios del Centro Cultural, lo que los inspiró a crear diversas obras de expresión corporal, pictórica, musical o todas juntas”.
Música, capoeira, arte textil, poesía y artes visuales fueron las disciplinas disponibles durante el verano y se dictaron en módulos 3 veces por semana, a cargo de facilitadores especialistas en cada área.
Una de ellas es la diseñadora y fotógrafa Rosario Soffia, quien facilitó los laboratorios creativos Música en Escena: laboratorio de creación corporal visual; Experimentos gráficos con luz; y Costura para crear, reparar y transformar: “Yo vi niños supermotivados, supercuriosos por aprender y comprometidos. La mayoría de los niños que asistió a las primeras sesiones se mantuvo hasta el final. En las convocatorias de verano ellos vienen a un tema específico, a diferencia de las actividades que hacemos durante el año con cursos completos. Entonces, se genera un ambiente más de club. Todos vienen con algún nivel de interés en el tema que convoca. En el caso del laboratorio de Costura en particular, las niñas estaban fascinadas con la máquina de coser. Se valoró mucho poder tenerla ahí, ya que no tenían acceso en su vida diaria a una máquina de coser”.
El músico Alejandro Vernal facilitó laboratorios de música y cuenta que fue una gran experiencia, que las y los participantes pudieran usar el escenario principal del Centro Cultural: “Los chicos la pasaron bien tocando instrumentos, creando una letra entretenida, casi de humor negro, incluso. Cada niño pudo vivir una labor como cantante, como músico e incluso como director. En otro laboratorio se creó la banda Cecrea, donde los participantes tocaron teclados, percusión, cuerdas, también cantaron. Fue un momento bastante lúdico. Mi principal conclusión es la importancia de la exploración rítmica porque despierta mucha creatividad y ayuda mucho a las composiciones. El ritmo fue transversal en el período de verano”.